Reza un viejo dicho que "recordar es vivir", ¿Quién no atesora recuerdos de su juventud? y ¿cuantos de nosotros no estaríamos dispuestos a pagar por traer de vuelta un poco de esos buenos tiempos?
Hace unas semanas tuve la oportunidad de ver la cinta que al día de hoy ocupa el 3° lugar dentro de las peliculas mas taquilleras de todos los tiempos, y al día de hoy mi pregunta es ¿Cómo llego hasta esa privilegiada posición?
Recordando la función, en la sala de cine nos encontrábamos personas entre los 25 y los 30 años, acompañadas de sus familias, ver a los papás emocionarse al igual que los niños, me hizo pensar en todas esas cosas que a pesar del tiempo no dudariamos en adquirir.
Hoy como adultos, económicamente independientes, ¿Cuántos de nosotros no dudamos en adquirir productos que son reeditados?, como ciertos cilindros de una famosa compañia refresquera o una pelicula llena de enormes lagartijas, sin duda una excelente estrategía de mercadotecnia para una era en donde, por el internet y los maravillosos avances tecnologicos, el poder de asombro ha disminuido.
¿Cuánto valen los recuerdos? y lo mas importante ¿Cuánto estamos dispuestos a pagar por ellos? las respuestas a estas interrogantes son variables, pero sin duda a todos nos encantaría llenar las arcas de las empresas por un pedacito de esos años maravillosos ¿o no?.
Si en este artículo no menciono marcas, es por que creó que todos sabemos de que productos estoy hablando, y si lo sabes eres de los mios.
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