Existen algunas canciones que han pasado a ser asociadas directamente a las marcas, lo que hace que busquemos la música del anuncio. Existen canciones y melodías que esté donde esté el consumidor, le recuerdan necesariamente a la marca o a la tienda en la que las escucha de forma habitual.
Todo ello es parte de una misma ecuación, la de cómo la música nos hace comprar o nos ayuda a recordar los valores de la marca que las empresas quieren incentivar. Marketing musical que es una de las ramas del llamado marketing sensorial, que apela nuestros sentidos para generar emociones asociadas a un producto o a una compañía.
La música puede manipular cómo los consumidores se comportan en un establecimiento, puede servir para cambiar el público objetivo al que se dirige un producto o puede ayudar a reforzar el slogan.
La música tiene un alto valor a la hora de diferenciar targets. No hay más que pensar, por ejemplo, en los sonidos de cualquier Bershka, la marca más joven de Inditex. La música es una gran barrera de entrada en sus tiendas para quienes no son su mercado objetivo, para ellos será demasiado ruidosa, demasiado molesta y demasiado abrumadora.
Los sonidos son la llave para llegar a muchos mercados, como pueden ser los millennials. Para ellos, la música es un lenguaje fácilmente comprensible y es una de las fórmulas que muchas marcas han encontrado para tirar sus barreras y hacerse con ellos.
El ejemplo más claro de lo que supone la música como valor añadido en la comunicación publicitaria en los anuncios según un estudio de Flyabit, el 72% de los consumidores recuerda la marca asociada a una sinfonía y el 37.8% lo hace de forma espontánea.
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